El cambio climático y la reducción de la reserva de agua en el bosque mediterráneo
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Resumen
El cambio climático es un hecho aceptado. La mayor parte de los modelos de circulación atmosférica general (GCMs) ponen de manifiesto que, más allá del calentamiento global, existen dos cinturones en el planeta situados aproximadamente entre los 30º y los 40º de latitud norte y sur en los que se prevé una disminución de la precipitación durante las próximas décadas. Es en estas zonas donde se enclavan las regiones mediterráneas del mundo. Los bosques mediterráneos, sometidos a un déficit hídrico estival, pueden verse seriamente afectados por esta disminución de los recursos hídricos. Los autores exploran algunos de los posibles efectos combinando diversas fuentes de información que permiten simular el crecimiento del bosque bajo diversos escenarios climáticos. Algunas conclusiones son que una reducción del 10% de la precipitación se traduce en una reducción del 25% de la reserva hídrica del suelo, la reducción de la vida media de las hojas en las especies perennifolias y un incremento cercano al 80% de la cantidad de hojarasca aportada al suelo. Todo ello compromete el papel de los bosques como sumideros de carbono.
Abstract
El cambio climático es un hecho aceptado. La mayor parte de los modelos de circulación atmosférica general (GCMs) ponen de manifiesto que, más allá del calentamiento global, existen dos cinturones en el planeta situados aproximadamente entre los 30º y los 40º de latitud norte y sur en los que se prevé una disminución de la precipitación durante las próximas décadas. Es en estas zonas donde se enclavan las regiones mediterráneas del mundo. Los bosques mediterráneos, sometidos a un déficit hídrico estival, pueden verse seriamente afectados por esta disminución de los recursos hídricos. Los autores exploran algunos de los posibles efectos combinando diversas fuentes de información que permiten simular el crecimiento del bosque bajo diversos escenarios climáticos. Algunas conclusiones son que una reducción del 10% de la precipitación se traduce en una reducción del 25% de la reserva hídrica del suelo, la reducción de la vida media de las hojas en las especies perennifolias y un incremento cercano al 80% de la cantidad de hojarasca aportada al suelo. Todo ello compromete el papel de los bosques como sumideros de carbono.